PENSIÓN BAJAMAR
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LA PECHUGA DEL POLLO ASADO DEL ALMUERZO

No sé si en vuestra casa sucede lo mismo, pero en ésta, cuando se asa un pollo, es habitual que la pechuga –cuando sobra animal y no hay ningún comensal interesado en comérsela- quede intacta. Todos preferimos comernos, para empezar, los jamoncitos, luego llega el turno de las alitas, si están bien crujientes, a continuación se elegirá el contramuslo –que también tiene hueso- y finalmente, el cuello, para los nada escrupulosos. La piel se irá sirviendo a modo de despiste, como dando a entender, sin decirlo: “ya que viene en el lote pues que adorne mi plato, pero que quede claro que no tenía intención de servirme semejante trozo de piel crujiente”, siempre y cuando cada uno se sirva a sí mismo.

Al finalizar la comida, queda el resto del esqueleto y los dos muslos intactos. Sin piel, claro.
Es por eso una tradición familiar que la parte sin hueso se consuma en comidas posteriores, por ejemplo, en la cena. Si uno tiene algo de tiempo, se podrá preparar unas exquisitas croquetas, pero si no, pues nos hacemos un bocata y tan contentos.
Una propuesta fácil es desmenuzar la carne del muslo en tiras más bien gruesas e introducirlas en un trozo de pan fresco junto con un par de rodajas de tomate y dos hojas de lechuga, que habrán sobrado también de la ensalada del almuerzo. Podemos elaborar una salsa a base de mayonesa y misma cantidad de yogurt natural, con dos vueltas de pimienta. Cubrimos los ingredientes con esta salsa y tapamos el bocata.



2 comentarios:

maimouna dijo...

lástima, yo lo primero que me como es la pechuga, pero tendré que hacer un esfuerzo para copiarte el bocata

Dirección dijo...

Nosotros casi siempre en bocata. Un saludo.

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