Bienvenido
seas, visitante, que en estos días tan esperados te acercas a nuestra punta
norte particular. Un lugar alejado, pensarás tú, para llegar por tierra mar o
aire.
Casi
seguro que la decisión de pasar la próximas jornadas con nosotros tiene algo que
ver con el Festival do Mundo Celta, una cita ineludible de entre todas las que
se encuentran en tu calendario de actividades para este verano.
Has
venido a probar, pues te han hablado maravillas del lugar y traes entre tus
anotaciones algunos emplazamientos a los que debes acudir sin falta. Quizás
Morouzos, O Picón, O Porto de Espasante, Estaca de Bares o San Andrés de
Teixido se encuentren en el apartado reservado a las excursiones diurnas de tu
agenda.
Enhorabuena
pues!
Nos
tememos que eres una persona que sabe disfrutar de la vida, porque lees la
letra pequeña de las cosas y a través de ella sacas petróleo en forma de
conocimientos, que se sustancian en mayor deleite, cuando esto es lo único que
te interesa.
De
ser así, quizás deberías saber que existe una aldea llamada Ladrido que se
encuentra muy cerquita del lugar en el que te encuentras ahora mismo.
Si,
por casualidad, decidieras dar un pequeño paseo y situarte en una playa muy
conocida en el entorno, de nombre
Morouzos, verías a tu mano derecha una maravillosa isla cuyo nombre es
San Vicente. Si girases un poco más el objetivo de tus ojos en la misma dirección
y sentido de antes, podrías contemplar, en la ladera de la pequeña montaña, un
grupo de casas aislado que casi ninguna persona de las que estáis ahí se para a
mirar.
Te
diré que desde aquí, el lugar en el que yo estoy y que ahora tú sí ves, la
perspectiva del entorno es diferente a la tuya, que has pasado a formar parte
del hormiguero que habita nuestro jardín. Te vemos desde lo alto como un punto
negro y minúsculo que se confunde en la lengua de arena que se adentra en
nuestra pequeña ría. Ahora mismo, eres parte de un juguete temporal que alegra
esta comarca y anima nuestra conversación de terraza improvisada de verano, con
otros lugareños y algún desconocido amable, que se atreve a conversar y
compartir este momento.
Quizás también por aquí, en lo alto, suene alguna
gaita acompañada de tamboril, -muchas han sonado ya a lo largo de la historia-
para celebrar este instante de vida pasajero entre tanta calma persistente. La
música que suene, nos transportará a un cosmos de alegría colectiva y los
insectos saldrán de su escondite para celebrar, nuevamente, la fiesta del
reencuentro a través de sus miradas y de sus sonrisas.
Banda de Gaitas Brisas da Croa. Ladrido |
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