Delicioso,
absolutamente delicioso este tronco, para celebrar que es domingo y alguna cosa
más.
Es
la cuarta vez que lo hacemos y, poco a poco, ha ido tomando la personalidad
requerida. Las veces anteriores, únicamente lo habíamos rellenado de crema de
manzana. También estaba bueno, pero considerábamos que necesitaba algo más de
dulzor y consistencia al paladar. Un vaso de nata montada azucarada y unas
nueces salpicadas harían lo propio, de tal manera que al mezclarlos con la
suavidad y acidez de la manzana, resultase un conjunto dulce, pero nada
empalagoso. Esta vez probablemente
hayamos conseguido el resultado definitivo.
Las
tres primeras veces de elaboración han ayudado, además, a que el bizcocho tome
el punto definitivo y sea más fácil de enrollar, para poder asentarlo sin mayores
problemas en la bandeja definitiva.
Seguiremos
trabajando los troncos, con diferentes rellenos. Se nos ocurre de chocolate, de
café, de mermelada…
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