Este
es uno de esos libros que uno nunca imaginó que pudieran existir, o que alguien
dedicase parte de su tiempo a tratar sobre semejante asunto.
Se titula, Conchita et vous: manuel
pratique à l’usage des personnes employant des domestiques espagnoles. Su
autor es un tal Solange Fasquelle y los dibujos son de otro tal Maurice Henry.
Hace
unos días cayó en nuestras manos un ejemplar en perfecto estado de conservación
que bien podría usarse como atrezzo en la película Mujeres del sexto piso. Es
de alguien que lo guardaba en el desván de su casa, como recuerdo de sus años
mozos, siendo empleada del hogar en París. Es una primera edición del 68, aquel
año en el que estudiantes de izquierdas franceses iniciaban una serie de
revueltas que pretendían vencer una situación económica contraria a los
intereses de los más débiles. La sociedad
estaba agitada –unos más que otros-, y se enfrentaba en un contexto en
el que el consumismo era el orden de todas las cosas. Educadas por los
mass-media, las cabezas de la gente se convertían en nidos en los que los
piojos continuaban depositando sus liendres.
Eran
tiempos difíciles en España, dicen algunos, aunque otros opinen que se vivía bien,
y faltaban todavía bastantes años para que el gran dictador estirase la pata.
Pues
bien, allí, en París, residía Conchita, el estereotipo de empleada del hogar
española que, supongamos, era la criada a tiempo total de una familia acomodada
del 16e arrondissement. Como en aquel tiempo la comunicación a través del
lenguaje era complicada, pues Conchita, además de leer y escribir con
dificultad en castellano, mucho menos entendía el francés y su Madame no había
estudiado en el liceo el idioma patrio, resultaba esencial la edición de un
libro dirigido a señoras francesas de buena posición, que solucionase ciertos
problemas en el ajetreo diario de la vida doméstica. Suponemos que en esos años
eran muchas y muchos los inmigrantes españoles residentes en Francia, pues de otro
modo no se justificaría su existencia.
¿Y
cómo era Conchita? Era alta, morena, vestida de faralaes, con peineta en la
cabeza y abanico antisofocos, o por lo menos esa es la imagen que aparece en la
carátula, aunque en las ilustraciones interiores ya se haya domesticado y se la
caracterice con uniforme de servidora con zapatillas, delantal blanco y el pelo
recogido en un moño.
Conchita recién llegada a París |
La
madame, el otro personaje de esta comedia, es muy fina, lleva la falda por
debajo de la rodilla, zapatos de tacón bajo, pendientes de perla -al más alto
estilo burgués- y casi siempre se muestra con el dedo índice levantado, para
advertir a Conchita de los gustos de la familia.
En
un primer capítulo se aconseja sobre la conveniencia de elección de uno u otro
animal, dependiendo de si tiene o no carta de trabajo, si tiene hijos, etc. y
se subraya la necesidad, “pour tranquilliser votre conscience” de regularizar
la situación de Conchita.
A
partir de ahí se hace un repaso por todas las tareas del hogar habidas y por
haber, diferenciando entre las costumbres de Conchita y las costumbres
francesas, para poder llegar a acuerdos de compatibillidad.
Conchita ese día cocinó arroz |
Este
relato corto -sin intriga ni progresión- que les contamos es pura ficción,
reflejada en un libro de 136 páginas, aunque pueda esconder una gran realidad,
la realidad inmaterial de las entrañas destrozadas de Conchita, al saberse
complementada con un manual de instrucciones.
Cómo decirle a Conchita que recoja los vasos sucios |
Parece
ser que al final Conchita pudo independizarse y vivir en plena libertad. No
sabemos si tuvo hijos, aunque es muy probable que los tuviese, ni dónde éstos
continuaron sus vidas. No sabemos si volvió a su país o decidió,
definitivamente, esquivar sus orígenes, atraída por los hilos de los que vienen
después. Lo que si sabemos es que Conchita nunca supo leer ni escribir
correctamente y que tampoco pudo jamás olvidar este pequeño libro, que quedaría
para siempre grabado en su rostro.
Décadas
más tarde se demostraría que aquella revolución no triunfó.
7 comentarios:
Tremendo.
"Un tal Solange"... No. Solange es un nombre femenino.
Da igual, en el futuro en Francia desaparecen las blancas burguesas, y se convierte en un califato zulú..
Gilipollas
https://es.wikipedia.org/wiki/Las_chicas_de_la_sexta_planta
en francés Les Femmes du 6e étage
muy bella pelicula, llena de drama y humor
Soy hijo de Conchita.
¿Alguien podría facilitarme un pdf de este libro para un estudio/investigación que estamos llevando a cabo?
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